«Mira que estoy a la puerta y llamo». «Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él. Y él conmigo» Ap 3,20«Cuando no hubiera otra cosa de ganancia en este camino de oración, sino entender el particular cuidado que Dios tiene en comunicarse con nosotros y andarnos rogando -que no me parece otra cosa- que nos estemos con El, me parece eran bien empleados cuantos trabajos se pasan por gozar de estos toques de su amor». Santa Teresa, M7, 3.9