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Compartiendo Carisma II

El P. Camilo Maccise  Camilo Maccise

Al hacer ahora un balance sereno en el atardecer de mis doce años al frente de la Orden puedo exclamar:»el Señor me asistió y me dio fuerzas» (2 Tim 4,17) y un  sentido del humor para desdramatizar las situaciones adversas y enfrentarlas con «parresía». La Santa Madre me alcanzó de Dios la gracia de vivir la experiencia del «nada te turbe, nada te espante, todo se pasa» y de que «la verdad padece, pero no perece». (…) A vosotras, hermanas en el Carmelo Teresiano, os repito lo que os dije en la carta circular que os envié hace seis años: Con la mirada en el futuro, en la que os invitaba a una fidelidad creativa para enfrentar los desafíos de la iglesia y del mundo de hoy en vuestros diferentes contextos socio-culturales y eclesiales. Esa fidelidad creativa os debe llevar a una creciente colaboración a nivel de Asociaciones/Federaciones para tener una voz en la iglesia y para resolver los complejos problemas de la formación inicial y permanente(…)» («Os llevo en mi corazón», Carta de despedida, Roma 2003) 

El 16 de marzo de 2012, a los 74 años fallece el P. Camilo; al final de su vida residía en la Casa Provincial de la Ciudad de México, donde recibía tratamiento por el cáncer que le había sido diagnosticado un año antes y que le causó la muerte.

Fue prepósito general de la Orden durante dos sexenios (1991-2003) y presidió la Unión de Superiores Generales entre 1994 y 2000. Pero, pese a vivir durante muchos años en Roma, nunca perdió el contacto con la Iglesia y la realidad latinoamericana. Era experto en Vida Religiosa, tema sobre el que pronunció numerosas conferencias por todo el mundo y del que escribió varios libros y numerosos artículos, cfr. Cammini di libertà.

Fray Camilo Maccise nació en Toluca (México) el 8 de junio de 1937, realizó la profesión en México, el 29 de octubre de 1955 y fue ordenado sacerdote el 29 de abril de 1962. Se licenció en Sagrada Escritura en Roma en el Pontificio Instituto Bíblico en 1971 y se doctoró en Teología Bíblica en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá en 1988. Fue Vicepresidente de la CLAR (Conferencia Latinoamericana de religiosos) y docente en el Instituto Pastoral del CELAM (Consejo de los Obispos de América Latina).

Sin duda el P. Camilo desde el cielo sigue intercediendo por la Orden como lo hizo tenazmente en vida como incansable luchador. ¡Gracias, P. Camilo, por tus desvelos por todos nosotros … !»

(Los datos biográficos proceden de la revista Vida Nueva)

Evangelio del Domingo XXIII del Tiempo Ordinario (Ciclo B)

El Evangelio nos dice que Jesús puso sus dedos en los oídos del sordomudo, tocó la lengua del hombre enfermo con saliva y dijo «Ephphatha» – «Ábrete». El Evangelista ha preservado para nosotros la palabra aramea original que Jesús pronunció, y nos lleva de nuevo a ese mismo momento. Lo que sucedió entonces fue único, pero no pertenece a un pasado distante: Jesús continúa haciendo lo mismo de nuevo, incluso hoy. En nuestro bautismo nos tocó a cada uno y dijo «Ephphatha» – «Ábrete» -, permitiéndonos así oír la voz de Dios y poder hablar con él. No hay nada mágico en lo que ocurre en el sacramento del Bautismo. El Bautismo nos abre un camino. Nos hace parte de la comunidad de los que pueden oír y hablar; nos lleva a la intimidad con Jesús mismo, que ha visto a Dios a solas y puede hablar de él (cf. Jn 1:18): con la fe, Jesús desea compartir con nosotros su visión de Dios, su escucha del Padre y su diálogo con él. El camino en el que nos ubicamos con el Bautismo implica un proceso de desarrollo progresivo, por el cual crecemos en la vida de comunión con Dios, y adquirimos una diversa manera de mirar al hombre y la creación.

El Evangelio nos invita a tomar conciencia de que tenemos un «déficit» en nuestra capacidad de percepción -inicialmente, no nos damos cuenta de esta deficiencia como tal, desde que todo lo demás parece ser tan urgente y lógico; desde que todo parece proceder con normalidad; aun cuando, no tenemos más ojos ni oídos para Dios y vivimos sin él. Pero, ¿es verdad que todo acontece como si fuese normal cuando Dios no es más parte de nuestras vidas y nuestro mundo? Antes de hacer preguntas más elevadas, me gustaría compartir algo de mi experiencia encontrándome con Obispos de todas partes del mundo. La Iglesia Católica en Alemania es importantísima por sus actividades de ayuda social, por su disposición a ayudar ahí donde la ayuda es necesaria. Durante las visitas ad limina que realizan los obispos, más recientemente de aquellos venidos de África, han mencionado siempre con gratitud la generosidad de los católicos alemanes y me han pedido que haga expresa dicha gratitud. Justamente, hace muy poco, los obispos de los países bálticos me hablaron acerca de cómo los católicos alemanes los asisten enormemente en la reconstrucción de sus iglesias, las que quedaron muy dañadas y necesitadas de una reparación urgente después de los años de gobierno comunista. Sea como fuese, sin embargo, algunos obispos africanos suelen decir: «si vengo a Alemania y presento proyectos sociales, de pronto todas las puertas se abren. Pero si vengo con un plan para la evangelización, encuentro siempre reservas».

Evidentemente, alguna gente tiene la idea de que los proyectos sociales deberían ser rápidamente asumidos, mientras que cualquier cosa que trate de Dios o de la fe católica es limitada y disminuida en su importancia. La experiencia de aquellos obispos es que todavía la evangelización por sí misma debería ser lo más importante, que el Dios de Jesucristo debe ser conocido, creído y amado; y los corazones deben ser convertidos si el progreso ha de llevarse a cabo en temas sociales y ha de empezar la reconciliación, y si -por ejemplo- el SIDA ha de ser combatido con auténtico realismo, enfrentando sus causas más profundas, y los enfermos tratados con todos los cuidados amorosos que necesitan. Los temas sociales y el Evangelio son inseparables. Cuando le damos a la gente solo conocimiento, habilidad, asistencia técnica y herramientas, le damos muy poco. Rápidamente, todos los mecanismos de la violencia toman el control: la capacidad de destruir y matar se convierte en el camino dominante para tomar el poder -un poder que en algún punto podría hacerse legal, pero que nunca será capaz de legitimarse. Así, la reconciliación y un compromiso compartido con la justicia y el amor, se pierden gradualmente en el horizonte. Los criterios con los que la tecnología es puesta al servicio de la ley y el amor no son más criterios claros: es precisamente sobre estos criterios de los que depende todo: criterios que no son solo teorías, sino aquellos que iluminan el corazón y de esa manera ponen a la razón y la acción en el sendero correcto.

Benedicto XVI

NUESTRO TRABAJO

Escapulario NuevoEl trabajo y la actividad después de la oración ocupan un lugar importante en nuestra vida como Carmelitas.
Nuestro trabajo manual remunerado, como una fuente de ingresos y como signo de pobreza para ganarnos el pan con él, lo constituyen principalmente los bordados, labores, almidonados. También hacemos escapularios que vendemos, incluso, en grandes cantidades.
El mantenimiento de la casa, jardines, huerta y el cuidado de las hermanas mayores también son importantes. Todo se desarrolla en un clima de familia, intentando vivir continuamente el espíritu de oración, fraternidad, solidaridad. «Entre los pucheros anda el Señor», nos dice la Santa.
Incluso en la hora de la recreación, realizamos algún trabajo manual. El estilo de «hermandad y recreación» que tenemos juntas es algo muy teresiano.
El horario de la Liturgia y de la Oración rigen nuestro horario de trabajo.
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Para cualquier encargo se puede contactar con nosotras llamando al 964 51 11 23 o por e-mail. carmelitasalqueria@telefonica.net
Nuestra dirección postal es Camino La Ratlla, 1
12539 Alquerías del Niño Perdido (Castellón)